sábado, 11 de junio de 2011

El hombre volador

Aquí tenemos a nuestro aventurero amante de la naturaleza andando por los bosques de Virginia buscando especies nuevas y cogiendo muestras para su gran ilustración "La fascinación de la naturaleza y sus misterios"...
En el documentalnos hablaban del célebre naturalista y entomólogo Félix Piradíez como una Fuente.
Amaba tanto la naturaleza que se volvió loco.
Un día, después de haber cruzado los dulces campos del Capricho se encontróa una bandade yonkis algo "fumaos" . Había leído tanto sobre naturaleza y especies de todo el mundo, que acabó confundiendo a objetos y personas con animales grandes, extraños y peligrosos.
Cuando tuvo al numeroso grupo delante de sus narices, se asustó. Tenía delante de él a peligrosas fieras; hienas riéndose como locas de él con dientes de sable, enormes y lo más impresionante es que andaban erguidas.
Asustado y a la vez fascinado por el descubrimiento, sacó su escopeta de somníferos, apuntó a una de ellas y la disparó en todo el dedo gordo del pié. El bicho, saltando como un canguro del dolor, cayó como un saco de patatas en el suelo.
Y ya os imáginais lo que pasó. Fueron a por él y le dieron tal paliza que no le mataron por que les daba pena por las pintas que llevaba.
Después de ello pasó varias semanas en coma, y después de despertar varios meses guardando coma.
Estuvo un tiempo tranquilito, hasta que de nuevo empezaron los problemas.
Confundía a los médicos y enfermeras con cucarachas gigantes, repulsivas y asquerosas.
Menuda "giña", si ma llega a pasar a mí eso...Además, al verlos con las jringuillas pensaba que querían succionarle el cerebro para jalarselo después. Cuando ya estaba más espabilado, en defensa propia, según asguraba él, cogió las jeringuillas y se las tiró a matar a las enfermeras. Así que, viendo esto, los de seguridad lo cogieron con mucha delicadeza, lo bajaron y lo tiraron a la calle.
 Deprimido´y cada vez más pirado de la pinza se encerró en su casa.
Los de correos, preocupados porque los paquetes de bichos raros se amontonaban, fueron a su casa a investigar.
Enviaron a un tío como un armario. Más fuerte que Jhon Cena y con peor ostia que la Patiño.
Llamó a la puerta del loco. Este, después de un rato, viendo la insistencia, abrió la puerta de mala gana.
Se quedó de piedra, como si su alma se hubiera esfumado.
Tenía a un gorila de dos metros y medio delante de su puerta.
Incluso creo que se cagó encima, literalmente.
Corrió hacia la cocina y cogió el cuchillo jamonero y, decidido a dar su vida, corrió hacia él para apuñalarle.
El pobre hombre que estaba tranquilamente esperando en la puerta a que volviese aquel ser tan extrañose llevó un buen susto, cuando le vio aparecer de entre las tinieblas, se echó a un lado, no quería problemas.
Nuestro loco iba tan embalado que no pudo parar, y se cayó volando por las escaleras.
Como ya no le admitían en ningún hospital, se tuvo que cuidar por sí solo.
Se había llevado ya tantas tortas que no daba para más, así que se volvió más loco.
Acabó creyendo que era un pájaro.
Se subió a lo alto de un edificio y, decidido de que podía volar, saltó. Y claro, lógicamente no podía volar, pero pensaréis que como es nuestro protagonista no puede morir. Pues no, se llevó tal leche que parecía un plato de huevos rotos, de esos que está muy ricos.
Pero su muerte no tuvo mucha repercusión, ya que los únicos que veían sus documentales eran los que tenían el valor de ver los de la 2 por la tarde.
Así que ahí acabó todo: un hombre que terminó suicidándose porque creía que podía volar.